lunes, 28 de enero de 2013

Los aciertos de la vida (III). Nacimiento y educación (II)





La viñeta tiene mucha realidad hoy por desgracia


Si os acordáis del post anterior que escribí, es una continuación de la educación familiar, pero se va a centrar en el ámbito digamos...más docente.

La docencia es de las profesiones más infravaloradas en este país y la que más envidias produce junto al gremio más odiado de este país. Luego iremos hablando de los mitos como se hizo en su día, pero vamos a centrarnos en la educación de los/as hijos/as.

Es de esperar que cuando un hijo/a tiene una cierta edad, debe empezar su formación en la educación, que según la Constitución Española, dice que es obligatoria y gratuita. Lo primero sí es cierto, lo segundo a medias. Es decir, es gratis educar a tu hijo (salvo que vayas a un centro concertado), pero por contra tienes que comprar los materiales, tanto libros, como estuches, lápices, bolígrafos, etc. Y nada, que eso es material que han decidido subir los Wert y compañía.

Pero más allá de eso, el ejercicio de la docencia está tan infravalorado que el post anterior toma fuerza en estos extremos. Me explico.

Fijaos la viñeta que he puesto nada más poner el post. La educación en 1969 y en 2009. Y sólo han pasado 40 años. Pero con unos cambios profundos.

En los tiempos anteriores, la autoridad de un profesor no era cuestionada. Si te portabas mal, te castigaba. Incluso si era un castigo ejemplar, te pegaba algún cachete (y ya nos ponemos con la famosa violencia). Si no estudiabas, suspendías.Y cuando suspendías y enseñabas las notas, tus padres te castigaban. Por eso no fue ningún trauma para la mayoría que lee, porque entre otras cosas, se aprende de los errores y se sigue adelante. La mayoría de estas personas son gente de provecho. Padres y profesores colaboraban entre sí, creando un beneficio mutuo.

Sin embargo, esto ha cambiado y no precisamente para bien.

Para empezar, la autoridad de los profesores se cuestiona. Es muy humano pensar por ejemplo que el/a hijo/a es el/la mejor de la clase y a todos nos gusta que nos lo reconozcan. Pero ahora bien, una cosa es eso y otra no afrontar la realidad. Como no les regalan los oídos, se frustran.

Pongamos un ejemplo real. Imaginaos que hay padres que van a las tutorías de los hijos para saber qué tal van. Muchos padres quieren saber que va bien, que se el mejor, que es el que más atiende...pero resulta que el hijo no atiende, molesta y no hace sus tareas (es un ejemplo extremista, pero es para que se me entienda). Pues bien, en lugar de decir vamos a poner remedio y lo enderezamos (la educación está en casa), pues no, la profesionalidad se cuestiona porque quién es para decir que mi hijo no es así. Y a partir de aquí, puede tener dos caminos:

1º No, mi hijo/a no es así, en casa no lo ha aprendido. Tirar balones fuera es una táctica muy común de esos padres, que no quieren ver que la educación no es la más adecuada.
2º ¿Y quién es usted para decirme cómo educo a mi hijo? ¿Usted quién se cree que es?. Confrontar en lugar de aprender. Tampoco es adecuado cuando la culpa es tuya.

Eso es lo que suelen ser muchas tutorías. No todas, pero sí muchas, por desgracia. Como la autoridad queda en entredicho, lo que ha llegado a ocurrir es que hay alumnos que saben eso (la mayoría los mayorcitos, eso sí, aunque hay algunos pequeños que son para darles de comer aparte), pues se dedican a insultar, a molestar, a amenazar...y lo mejor ¡es que los profesores no pueden hacer nada, no tienen autoridad! Luego no os extrañe si hay bajas por depresión, desmotivación y demás. Porque realmente es lo que uno se plantea si se dedica a esta profesión, máxime con las generaciones que vienen (no de vagos solamente, sino de maleducados y de falta de empatía).

Eso de que dicen que la profesión de profesor/maestro es tranquila, no es cierto. Lo que pasa que tratan de meterse en donde no les llaman a las personas.

Lo que ocurre es que debido o bien a las jornadas laborales (que son maratonianas), toman el colegio como si fuera una guardería. No, no es una guardería. En realidad es algo más que eso. Es un colegio y ahí es para formar, no educar. Esa es la diferencia. Y por no hablar que "de paso, que me los eduquen".

Por no hablar del período académico. Los padres SIEMPRE se quejan al Ministerio que tienen los maestros/profesores muchas vacaciones. Y que necesitan más días para aprender. Yo me pregunto: ¿para aprender o más bien para guardarlos y que no molesten? Porque ese argumento de que necesitan aprender más no es correcto, puesto que llega un punto que se saturan, que no rinden. Por ende, las vacaciones son necesarias para que en el nuevo curso lo afronten con más energía.

Hablando de las vacaciones, siempre hay una falacia en la que siempre dicen que los maestros/profesores tienen 3 meses de vacaciones en verano. No es cierto. En realidad tienen dos meses. Y por cierto, los maestros/profesores también son trabajadores y necesitan su período de descanso obligatorio. La gente se queja porque mientras el resto tienen un mes de vacaciones al año, los profesores tienen dos meses + período de Navidad (15 días aproximadamente) + Semana Santa (10 días) y no llegan a los 3 meses, por poco, eso sí. Lo que pasa que el período lectivo es el que es. Y si la gente se queja, es más fácil entrar en la escuela de Magisterio y realizar unas Oposiciones, que ya comenté en su día sobre los funcionarios. Quien quiera eso, que lo haga. Pero que no lo paguen con los demás, que no tienen culpa. Que los profesores no deben ser humanos, sino extraterrestres. Porque para soportar las tonterías de algunos.

Y bueno, ¿para qué más hablar? Las demás cosas ya las comenté en su día. El mito de los funcionarios que lo escribí para que la gente se diera cuenta que no es tan fácil como parece.

Por ello, la educación está como está. Si los padres se centraran en educar a sus hijos y los profesores/maestros centrarse en su formación, otro gallo cantaría. El problema es que mucha gente centra su frustración en una figura, porque necesita un lugar para su Guardería para que los/as hijos/as y aparte no saber afrontar las responsabilidades por las que se deben tener un hijo.

En muchas ocasiones, el tema del carné de padre y de madre sería necesario. Más que nada que se piensan que son los/as niños/as juguetes para entretenerse, cuando necesitan atención. Y se llegan a los dos extremos: o se pasan y les sobreprotegen (tienen que aprender a valerse por sí mismos) o bien pasan de ellos y hacen sus cosas, sin importarles de más (los dejan en libertad, con todo lo que conlleva si no hay una figura paternal que supervise sus movimientos). El término medio es siempre la virtud, pero o bien por pereza, por no saber (aunque eso no es excusa, nadie nace enseñado) o por no tener paciencia, pues se tiende a dejarlos desatendidos para tener tranquilidad. Pues nada, que si tenéis hijos, sabed a lo que os enfrentáis, antes de hacer nada...


He dicho.

P.D: No hay que olvidar de los Gobiernos, que no les interesa para nada el tema educativo. Primero, por el tema de los padres: hay más padres que no son profesores que al revés. Los padres siempre se quejan de la educación y éstos, en lugar de preguntar a los docentes, se encargan de hacerlo a los padres, que no tienen ni idea de educación. Y por supuesto, casi ninguno se pasa por un aula para saber cómo funciona la docencia. Es más labor de conseguir votos y se interesan más chorraditas tipo Tablet PC. Esa es la realidad, porque así de este modo no cubren bajas porque no hay presupuesto, claro, si se gastan en tonterías...es normal que pase lo que pase. Y en segundo lugar, a los políticos no les interesa una clase trabajadora formada, porque consideran que si tienen estudios, pueden pedir más sueldo y en época de crisis, tienen que hacer que no rechisten, que acepten cualquier empleo aun estando mal pagado (cosa que les interesa a la CEOE y por supuesto, a ellos). Así que el tema de educación es algo que no se les ocurre hacer. Pero es un error: se necesitan puestos de gente cualificada y si quitas dicha cualificación (o más bien no permites que todo el mundo acceda), pues es lo que hay. 

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